miércoles, 21 de julio de 2010


Anaé tiene una bonita historia que contar. Le llamo Anaé, aunque a ella no le gusta mucho, pero a mí me parece distinto y precioso. En un pequeño recodo de la página, os pondré su historia y las fotos de Gus. Os aseguro que era todo un personaje....

- "Luis tiene razón, Gus era todo un personaje. Cuando llegó a casa, un cachorrito de fox terrier plagado de pulgas y garrapatas, lo bañamos, lo desparasitamos (gracias Marisol, donde quiera que estés) y a continuación la primera aventura: viaje en tren de Oviedo a Ponferrada. Creció persiguiendo chavales, mordiendo botas y rompiendo calcetines, intentando trepar el muro de la iglesia vieja de S. Antonio. Superó una parvovirosis (corrígeme, Luis, si digo alguna barbaridad) y un atropello que lo dejó bastante maltrecho. En las dos ocasiones tengo que agradecer la dedicación del veterinario que lo atendió, y lamento no recordar su nombre (entonces mi amigo Luis sólo era un veterinario en ciernes). Más tarde, en los paseos por los alrededores del cementerio viejo, sacó a relucir sus genes de cazador y consiguió alguna que otra gallina como trofeo. Era el terror de los gatos del barrio; si había uno cerca él no veía ni oía nada más, salía disparado y sólo lo frenaba el coche aparcado bajo el que se refugiaba el pobre gato. Esa obsesión fue la que acabó con él, viviendo ya en Pontevedra. paseaba por Campolongo cuando un gato pasó por delante y Gus echó a correr detrás de él. Un coche se lo llevó por delante y ya no se pudo hacer nada. Gustavo era un perro alegre y alocado, independiente y cabezota, y se hacía querer. Y no, no tenía nombre de persona; tenía nombre de rana. Concretamente, llevaba el nombre del reportero más dicharachero de Barrio Sésamo."

No hay comentarios:

Publicar un comentario