
Anaé tiene una bonita historia que contar. Le llamo Anaé, aunque a ella no le gusta mucho, pero a mí me parece distinto y precioso. En un pequeño recodo de la página, os pondré su historia y las fotos de Gus. Os aseguro que era todo un personaje....
- "Luis tiene razón, Gus era todo un personaje. Cuando llegó a casa, un cachorrito de fox terrier plagado de pulgas y garrapatas, lo bañamos, lo desparasitamos (gracias Marisol, donde quiera que estés) y a continuación la primera aventura: viaje en tren de Oviedo a Ponferrada. Creció persiguiendo chavales, mordiendo botas y rompiendo calcetines, intentando trepar el muro de la iglesia vieja de S. Antonio. Superó una parvovirosis (corrígeme, Luis, si digo alguna barbaridad) y un atropello que lo dejó bastante maltrecho. En las dos ocasiones tengo que agradecer la dedicación del veterinario que lo atendió, y lamento no recordar su nombre (entonces mi amigo Luis sólo era un veterinario en ciernes). Más tarde, en los paseos por los alrededores del cementerio viejo, sacó a relucir sus genes de cazador y consiguió alguna que otra gallina como trofeo. Era el terror de los gatos del barrio; si había uno cerca él no veía ni oía nada más, salía disparado y sólo lo frenaba el coche aparcado bajo el que se refugiaba el pobre gato. Esa obsesión fue la que acabó con él, viviendo ya en Pontevedra. paseaba p

or Campolongo cuando un gato pasó por delante y Gus echó a correr detrás de él. Un coche se lo llevó por delante y ya no se pudo hacer nada. Gustavo era un perro alegre y alocado, independiente y cabezota, y se hacía querer. Y no, no tenía nombre de persona; tenía nombre de rana. Concretamente, llevaba el nombre del reportero más dicharachero de Barrio Sésamo."